jueves, 6 de diciembre de 2012

¿Algo más que decir?



Radical, sí, pero nunca inhumano.

¿Malhumarado? Depende de tu tabla de fórmulas. Si tomas en cuanta el promedio del humor que toma la gente ante sus tragedias cotidianas, encontrarás que por comparación y suposición, soy una persona de un agraciado e inigualable buen temperamento.

¿Necio? No podría ser de otro modo ante tanta insistencia de la estupidez a mi alrededor.

¿Idealista?  Depende, he encontrado que gran parte de las sociedades más avanzadas son tan necias como un hombre exitoso ya formado: no hay modo de hacerle ver que hay otras maneras de pensar. Ahí me declaro de si lu sio na do. Si me hablas de un pueblo destruido, entonces ahí hay esperanza de enseñarles a ser abiertos, incluso cuando después logren ser exitosos. Lo mismo es con la gente.

¿El amor de tu vida? No hay que perder el tiempo con cosas que si pasan, van a pasar, y si no van a pasar, no pasarán, haga uno lo que haga.

¿Futuro? Lo mismo que el pasado. Tan relevante era que sucediera, que a nadie le importaba lo que pasa en ese momento, pero todos creen lo contrario.

¿Amistad? Usaré un lugar común transformado. Soy amigo de la amistad misma. Los amigos. Eso es una necedad más de la idiotez que anhela lo incondicional y teme a la decepción.

¿Familia? Parecida a la amistad, excepto que la familia y el amor no son sentimientos que visten de diferentes personas. Son una idea que rescata y prevalece cuando las desgracias se ponen de acuerdo para darte donde más padeces.

¿Consejos? No hacer lo que uno no quiere. Y si uno no quiere ser libre, no dejes que te obliguen a serlo.

¿Conocimiento? El conocimiento se debe apreciar como cualquier otro objeto ridículo que apreciamos. Sabemos que ante los ojos de los demás o ante el fin del mundo o ante las peores circunstancias, de nada sirve, pero cómo nos gusta tenerlo. Es caro, lujoso y nunca pasa de moda con uno mismo. No podría decir lo mismo de un barato, austero y muchas veces aburrido Ferrari.

¿Creer en el hombre? ¿A quién o en qué nos sirve no creer en él?

¿Perdonar? No hacerlo es un lujo muy engorroso como para no contarlo hacia con nosotros mismos, para nosotros o de parte de los demás.

¿Suicidio? Pocas cosas nos provocan tanta envidia.

¿Hijos? Si no son para echarlos a perder y hacerlos infelices, no sé para qué podría alguien tenerlos.

¿Algo más que te gustaría decir? Siempre… siempre.