martes, 2 de septiembre de 2008

Ya ves, te lo dije, yo lo sabía.

El otro día un amigo me preguntó si los malos hábitos del carácter o de personalidad se quitaban. No lo pensé mucho, le respondí que no, que en su mayoría se van reforzando. La razón es muy simple: siempre habrá algo que compruebe lo que queremos y nos obstinamos en pensar o creer.

Por ejemplo, el neurótico que gasta la mitad de su día previniendo y organizando su medio ambiente, en un intento de mantener el control, hallará el momento correcto para convencerse de que todo ese tiempo invertido en actividades, aparentemente ridículas para el resto, no han sido un desperdicio.

El amargado que detesta a la gente, encontrará razones y razones para odiarla y comprobar su misantropía.

El obsesivo con la limpieza te relatará una serie de datos que él ha investigado y por los cuales uno debe temer contagiarse o infectarse.

El caótico comprobará, citando situaciones en la vida de otros y de la propia, para demostrar por qué no hay que tomarse en serio las cosas.

El esquizoide (el que no sale de su casa), ni qué decir de él. Hay un mundo afuera que firma y reafirma por qué no debe tener contacto con todo aquello que se encuentra en el exterior.

Solamente el narcisista (que piensa que todo lo merece, que todo gira a su alrededor y que él es lo único y principal), rápidamente se va dando cuenta de su realidad y con los años se vuelve menos egoísta y su egocentrismo se ve reducido. La vida lo maltrata poco a poco y con estas probaditas se le va quitando lo engreído, sobretodo cuando arriba la vejez.

Y otros tantos ejemplos que podría enumerar.

Lo cierto es que si queremos convencernos sobre lo odioso o lo nefasto que es algo o alguien, no nos faltarán excusas. Así de necias pueden ser nuestras convicciones y continuamente están sustentadas en ideas que alguien o algo más impuso en nosotros.

Arrojo una pregunta al lector: ¿qué te molesta de ti o de los demás, que te gustaría cambiar? Tal vez nuestra vida sería completamente diferente si decidiéramos salir de nuestros esquemas e hiciéramos a un lado aquello de lo que estamos convencidos, para atrevernos a ver el mundo con otros ojos… Lo más probable es que esto nunca suceda.

Me disculpo si los aburrí, pero por algún motivo sigo creyendo que es bueno pensar y conversar con todos ustedes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te lo dije, me vi refejado en tu texto.

Saludos,
El mutante ... enlatado

Arturo Loría | Velvet Boy dijo...

La ley de Murphy no falla jamás...